GRACIAS MATÍAS... !!!
Y cada vez que hacían el amor, el marido insistía en apagar las luces. 
Después de 20 años, la mujer empezó a sentir que aquello era ridículo, y pensó que debía quitarle esa estúpida costumbre. 
Así que una noche, en medio de una salvaje, escandalosa y romántica sesión, encendió las luces. 
Miró hacia abajo y vio que su marido sujetaba un aparato eléctrico entre las manos... ¡Un vibrador! Más suave, largo y maravilloso que una de verdad. 
La mujer se enfadó muchísimo. 
-Impotente hijo de p....a! Le gritó.
-¿Cómo has podido engañarme durante todos estos años? 
-¡Quiero que me expliques!
El marido la miró directamente a los ojos y le dijo muy calmado: 
-Muy bien, yo te explico lo del juguete. . . y tu me explicas lo de los niños.